Historia de los Estados Unidos
$ 525.000
In stock
Intensidad: 10 horas
Sesiones: 5 clases
Fechas: 23 de mayo al 20 de junio de 2025
Docente: Sebastián Amaya Palacios*
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Sebastián Amaya Palacios*: Historiador egresado de la Universidad de Antioquia. Magister en Historia por la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín. Se ha desempeñado como docente en la Universidad de Antioquia, Nacional de Colombia, Universidad Pontifica Bolivariana y EAFIT. Actualmente es director del área de Humanidades y Artes de la Academia Yurupary. Ganador del XIV premio de Estudios Iberoamericanos 2021 del grupo La Rábida, y autor del libro Las galeras de Tierra Firme (1578-1612).
Presentación:
El pasado es la llave para comprender el presente. Las grandes potencias de la historia han alcanzado sus hegemonías como resultado de un proceso histórico en el cual sus capacidades y poderío político, militar, cultural y económico evolucionan al punto de sobrepasar las de sus rivales geoestratégicos. En este curso nos embarcaremos un viaje a través del tiempo en el cual desentrañaremos los acontecimientos, ideas e individuos que moldearon una de las naciones más influyentes en la política, la economía y la cultura global: los Estados Unidos de América.
Para entender el mundo en que vivimos, es esencial conocer los orígenes y la evolución de este país, sus triunfos y fracasos, picos de progreso y profundas injusticias. Para ello, proponer un análisis e interpretación de los hechos más determinantes en el desarrollo histórico norteamericano, abordando diversas perspectivas que nos permitan conformar opiniones objetivas sobre las esperanzas de libertad, la igualdad y la justicia que persiguieron losa padres fundadores, y que evolucionaron a lo largo de los siguientes dos siglos de vida republicana.
Esta es una invitación a indagar, compartir sus ideas y a explorar la rica y compleja historia de los Estados Unidos.
Contenidos:
- Inglaterra y la competencia colonial por el Nuevo Mundo.
Las sorpresivas noticias de un Nuevo Mundo que se hallaba al occidente de Europa generaron grandes expectativas sobre las riquezas que podrían obtenerse allí. Sin embargo, la intervención papal creó una zona de exclusividad en la que castellanos y portugueses obtuvieron el privilegio de ocupar y colonizar América. En los demás Estados europeos esta decisión de interpretó como arbitraria. En el caso inglés, la ruptura de Enrique VIII Tudor con Roma, precipitó la desatención de las instrucciones de alejarse de América.
Con el ascenso de su hija con Ana Bolena, Isabel I, los intentos de socavar la hegemonía española en el Nuevo Mundo se exacerbó, en medio de connotaciones de una guerra religiosa entre católicos y protestantes. Para asegurar sus pretensiones, los ingleses movilizaron corsarios, generando una de las épocas doradas de la piratería, cuando sus embarcaciones recorrieron los siete mares.
- La colonización angloamericana y la rivalidad con Francia.
Una vez superada la guerra Anglo-española (1585-1603) tras la muerte de Isabel I, y el ascenso de sus primos católicos escoceses, los Estuardo, las tensiones religiosas en Inglaterra generaron crudas persecuciones. La masiva llegada de colonos tensó las relaciones con los nativos amerindios, pero se intentó alcanzar un equilibrio mediante el matrimonio del inglés John Rolfe y Matoaka -Pocahontas-, hija del jefe de la confederación Powhatan.
Durante este mismo periodo, los franceses avanzaron sobre el río San Lorenzo, fundando sus propias colonias como Quebec o Montreal. De allí lograron cruzar el valle de Ohio, y seguir el río Mississippi fundando Nueva Orleáns en su desembocadura sobre el golfo de México. Ambos imperios tranzaron varias guerras y enfrentamientos, en la cual los colonos angloamericanos ganaron valiosa experiencia militar.
- La independencia norteamericana y las Revoluciones Atlánticas.
El aumento en los impuestos cobrados por los ingleses para financiar el esfuerzo bélico con Francia generó un hondo descontento en los colonos angloamericanos, quienes consideraban que, tras la guerra, la presión fiscal debía disminuir. En medio de protestas y reclamaciones, los norteamericanos decidieron separarse del imperio, rompiendo con su rey e iniciando un terremoto político a escala atlántica.
El ejemplo estadounidense demostró que era posible renegar de los vínculos políticos monárquicos e imperiales, estimulando los deseos de autonomía y autogobierno de diversos grupos políticos. Como resultado hondas crisis sacudieron Occidente. Entre ellas podemos señalar la Revolución Francesa, Haitiana e Independencias Hispanoamericanas.
- El Destino Manifiesto: la predestinación a la grandeza.
Con plena autonomía política, los recién emancipados Estados Unidos se embarcaron en un proyecto de conquista y colonización. Considerando que se hallaban predestinados a controlar el continente, desarrollaron una agresiva política expansionista e intervencionista en la cual desplazaron gran cantidad de sociedades indígenas, se apropiaron de territorio mexicano y español, y adquirieron por medio de comprar Luisiana y Alaska.
En medio de este gran crecimiento, las tensiones al interior de la nación generaron una guerra civil entre el norte y el sur en el cual el sistema socioeconómico basado en la esclavitud fue uno de los puntos centrales.
- El nacimiento de un imperio: Estados Unidos durante el S. XX.
Para inicios del siglo XX Estados Unidos había consolidado su hegemonía sobre el continente americano. Durante la I y II Guerra Mundial tuvo la capacidad de proyectar su poderío militar sin exponer su territorio a retaliaciones extranjeras. Como resultado de estos dos conflictos, adquirió una posición de hegemonía y liderazgo del bloque Aliado, lo que eventualmente desembocó en una competencia contra el bloque socialista encabezado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
En medio de estas tensiones se generaron una serie de conflictos abiertos como Corea, Vietnam o Afganistán, e incluso una serie de intervenciones con el objetivo de contrarrestar la influencia de sus rivales. Pero, para finales de la década de 1980 lograron imponerse, y para principios de los noventas, con el colapso de la URSS, se convirtió en el poder hegemónico a nivel mundial.